Con esta entrega, el Gobierno provincial alcanza las 105 viviendas adjudicadas desde el inicio de la gestión. Claudio Poggi encabezó el emotivo acto y destacó la reparación de una deuda histórica.
En una tarde fresca pero cargada de emociones en La Toma, la política habitacional volvió a ocupar el centro de la escena con la entrega de seis nuevas viviendas a familias que aguardaban este momento desde hace años. El gobernador Claudio Poggi encabezó el acto, que no sólo marcó el inicio de una nueva etapa para los flamantes propietarios, sino también un gesto de reparación histórica.
Con estas entregas, el actual Gobierno ya suma 105 casas adjudicadas en distintos puntos de la provincia, dando continuidad a un plan que había sido interrumpido en 2016.
Una promesa cumplida
Los beneficiarios de esta nueva entrega formaban parte de las 1.500 familias inscriptas en planes habitacionales durante el primer mandato de Poggi. Aquellas viviendas estaban proyectadas con fondos asignados en el presupuesto 2016, pero la gestión siguiente desvió esos recursos a otros fines, dejando a estas familias con sus sueños postergados y sin respuestas.
“Fueron muchos años de espera, con frustraciones y desesperanza. Era una angustia compartida y yo lo único que les podía decir era que si el pueblo de San Luis me daba la oportunidad de volver a gobernar, las primeras casas que íbamos a construir en cada rincón de la provincia eran las de ustedes. Hoy estamos cumpliendo”, expresó el mandatario en su discurso ante vecinos y autoridades locales.
Una política de Estado con rostro humano
El acto en La Toma tuvo un fuerte componente simbólico: no se trató solo de viviendas, sino de una política pública con sentido de justicia. El gobernador enfatizó que cada casa entregada es parte del compromiso asumido con quienes “fueron olvidados por el Estado” y reafirmó la continuidad del plan para llegar a cada localidad con nuevas soluciones habitacionales.
Las familias beneficiadas recibieron las llaves y actas en medio de aplausos, lágrimas y emoción. Para muchas de ellas, fue la culminación de una lucha de casi diez años y el comienzo de una vida bajo un techo propio, digno y definitivo.
