Los ocho rugbiers deberán pagar sus condenas luego de haber matado cruelmente a Fernando Báez Sosa. Este lunes, la mayoría de ellos entendió recién que estarán gran parte de sus vidas detrás de rejas, privados de la libertad; esa misma libertad que utilizaban para golpear, perseguir a quienes se les cruzara en su camino, como una suerte de diversión insana.

Mientras escuchaba la sentencia, Máximo Thomsen se desmayó y se generó un momento de tensión en la sala. Los padres de los deportistas se abrazaron y permanecieron juntos.
En tanto, la mamá de Máximo Thomsen rompió en llanto y se tiró hacia abajo, gritándole por su apodo “Machu”.
“No me quedo tranquila hasta que me dejen estar con él. Tengo que estar con él”, pedía a los gritos. A su vez, exigió que saquen a todos los medios de la sala que “lo estuvieron torturando por tres años”.