En una decisión sin precedentes en la justicia argentina, el juez federal Daniel Rafecas resolvió este jueves que se llevará adelante un juicio en ausencia contra los diez imputados por el atentado a la sede de la AMIA, ocurrido en 1994 y considerado el ataque terrorista más grave de la historia del país.
Los acusados son ex funcionarios del gobierno iraní y miembros de la organización Hezbollah, quienes permanecen prófugos de la justicia desde hace décadas, con pedidos de captura internacional vigentes. La resolución habilita a que se desarrolle el proceso judicial aun sin la presencia física de los imputados, modalidad contemplada en un proyecto de ley específico aprobado en los últimos años que permite juzgar delitos de lesa humanidad y terrorismo en circunstancias excepcionales.
Fuentes judiciales explicaron que la medida busca avanzar en la búsqueda de verdad y justicia por el atentado que dejó 85 muertos y más de 300 heridos. “Es un paso trascendental, que pone a las víctimas en el centro de la escena después de 31 años de impunidad”, señalaron representantes de las querellas.
El juez Rafecas fundamentó su decisión en la “incomparecencia deliberada y prolongada” de los imputados y en la gravedad del crimen investigado. Además, dispuso que se adopten medidas para garantizar el derecho de defensa a través de representantes legales designados.
Organismos de la comunidad judía y familiares de las víctimas celebraron el fallo como un hito histórico. “Después de tanto tiempo de parálisis y obstáculos, este juicio representa la oportunidad de dar un mensaje claro contra el terrorismo y de reivindicar la memoria de quienes perdieron la vida”, expresaron desde la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Se espera que en los próximos días se defina el cronograma de audiencias y la designación de los defensores oficiales que representarán a los acusados durante el proceso.
