Por Guillermo Carabias

Entendiéndose como una suerte de regreso en el tiempo de la política argentina, en algunas provincias se promovió una modificación en las reglas electorales que permitió la incorporación del sistema de lemas en lugar de las PASO y para la elección general.
¿Qué es el sistema de lemas?
Esta alternativa le permite a un partido o coalición (lema) presentar de manera simultánea en la elección general varias listas de candidaturas (sub-lemas).
Aquí se habla de un doble voto simultáneo y acumulativo por lo que implica tanto el proceso de votación como el de conteo de votos. En cuanto al doble voto, el/la votante se expresa electoralmente dos veces, primero optando por un lema y luego por un sub-lema de su preferencia. Esta doble elección es la que lleva al carácter simultáneo del voto.
Por su parte, el factor acumulativo es el que condiciona la forma en la que se cuentan los votos: comienza determinándose el porcentaje de votos obtenido por cada sub-lemas, para posteriormente “acumularlos” (es decir, sumarlos) en torno a su lema. El punto aquí es determinar quién gana la elección. Gana el sub-lema más votado dentro del lema que obtuvo la mayor cantidad de votos.
Para delinear un sistema electoral no es una cuestión fácil ni tiene objetivos candorosos. Cada vez que se ha pensado en una manera de votar el ojo no ha estado puesto en la transparencia de la votación, esto es, que refleje la voluntad mayoritaria de los electores, sino más bien en cómo seguir detentando el poder a través de la presentación de “nuevas” alternativas que prometen ser mágicas y milagrosas en cuanto a los efectos que surtirán en los representados.
Esto es así dado que los encargados de diseñar los sistemas electorales siempre piensan en cómo satisfacer sus apetencias y cómo presentarle ese sistema al pueblo de la mejor manera para que sea aceptado como la verdadera panacea a los distintos males.
La realidad muestra que un buen gobierno no es el resultado directo de un sistema electoral sino de la voluntad que tengan los representantes de hacerlo bueno. No obstante, los ingentes esfuerzos por encontrar el sistema más seguro o más eficaz, no ha existido ni existe aún un sistema que pueda reflejar de manera acabada la voluntad de un pueblo.
Las distintas alternativas de sistemas electorales presentan diversidad de variables que no siempre son asequibles para el común de los ciudadanos dado que, en algunos casos el sistema entraña un reparto de votos para lo cual se utilizan fórmulas complejas las que no son fáciles de entender por el hombre común, por lo que en lugar de lograr la pretendida transparencia más bien generan el efecto contrario, esto es, confusión y descreimiento. Potenciando el desconocimiento del elector respecto de la oferta de candidatos.
La gran cantidad de corrientes o facciones que puede surgir dentro de cada partido política lleva inevitablemente a que la oferta de candidatos a los cargos que se disputan sea tan numerosa que los electores no sepan, en definitiva, por quién votan realmente.
Esta situación se agrava aún más con la Ley de Lemas, dado que los electores probablemente conocerán, en el mejor de los casos, a quienes se postulan para cargos unipersonales, sin prestar atención a quienes se postulan para otros cargos inferiores.

Por Guillermo Carabias
– Diplomado en Comunicación Política – Universidad Austral –